Por fin puedo hablar de los Macarons, y es que no quería hablar de ellos sin antes haberlos probado. No hace mucho que descubrí estos pastelitos, raro en mí, con lo golosa que soy no sé como no los había visto antes. Seguramente que muchos de vosotros ya habréis oído hablar de ellos, o los habréis visto o incluso comido. Que muchos de vosotros pensareis ¡otra más que habla de los macarons! pero también hay otros muchos que no saben ni que existen y es por eso que como me consta que esto es así he decidido hablar un poco de ellos.
Pues bien, los Macarons son unos pastelitos franceses, deliciosos por cierto, ahora ya lo puedo decir con certeza, que están hechos con clara de huevo, almendras molidas, azúcar glas y azúcar. Son como unos sandwich de una especie de galleta blandita y rellenos con una crema de diferentes colores y sabores. Solo ver lo bonitos que son ya te entran por los ojos. Estos pastelitos ya vienen de la Edad Media pero últimamente se han puesto muy de moda.
Desde que los vi por primera vez que ya tenía ganas de probarlos, pero es que curiosamente solo los había visto en fotos. Este verano estando de vacaciones en Bélgica fuimos a pasar un día a Gante y en una cafetería los vi y no pude evitar comprarme y así poder probarlos. Me encantaron, estaban buenísimos.
Pero hace unos días los vi en la Pastelería Uñó, y me compré una cajita de degustación de todos los sabores que hacen. Solo puedo decir que si los primeros que probé en Gante me encantaron, estos nada que ver, buenísimos es poco, deliciosos es la palabra exacta.
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