No sé si alguna vez he dicho que me encanta el chocolate, seguro que sí. Me gusta tanto que hay días que lo tengo que comer por necesidad. Esta tarde he sentido esa necesidad y me he puesto a rebuscar por toda la casa sin éxito. Es por eso que sigo pensando en chocolate y es por eso que me ha venido a la mente la pastelería Sacher en Viena.
Era el último día que iba a estar en la ciudad y había decido ir a visitar la pastelería , hacerle una foto y comer un trozo de la verdadera tarta Sacher, me hacía mucha ilusión. Ese día me levanté con la barriga un poco mal pero yo no me podía ir de Viena sin probar una delicia semejante, así que ayí que fuí. Y realmente mereció la pena porque estaba...... si digo deliciosa, me quedo corta.
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